24 Mar 22
En los últimos dos años, en Europa estamos escuchando hablar mucho de soberanía e independencia tecnológica europeas. Se trata de dos conceptos indisolublemente unidos y que suponen uno de los mayores retos que la Unión Europea (UE) tiene ante sí. En este artículo, queremos abordarlos y analizar el papel que juegan en ese desafío infraestructuras de Internet como las CDN, las redes de entrega de contenido.
Empecemos por acercarnos al concepto de soberanía tecnológica europea. En palabras de Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea, la soberanía tecnológica europea implica que Europa, en este ámbito, debe poder tomar «sus propias decisiones, basándose en sus propios valores, respetando sus propias reglas». Estamos, pues, ante la capacidad de la UE para controlar sus recursos digitales y tecnológicos y decidir sobre ellos.
Pero para poder llegar al punto de decidir sobre unos recursos, es necesario contar con ellos. Ahora mismo, Europa tiene un alto grado de tecnología no europea implantada en sus cadenas de valor. Piensa, por ejemplo, en los chips, indispensables en un mundo hiperconectado y que llegan a Europa desde Asia. En nuestras cadenas de valor, también tenemos insertas un alto número de empresas de fuera de Europa que, una vez dentro, es realmente difícil reemplazar.
En efecto, lo que acabas de leer significa que la UE, en estos momentos, tiene un alto grado de dependencia de tecnologías y empresas de otras regiones del mundo, principalmente Estados Unidos y China. El objetivo de la soberanía tecnológica europea -y aquí estamos aproximándonos ya al segundo de los conceptos- es evitar que la dependencia tecnológica frene la evolución de la economía y la sociedad en Europa.
De ahí que la Comisión Europea esté impulsando la inversión en el desarrollo e implementación de ciberseguridad, inteligencia artificial, edge computing y blockchain, entre otras tecnologías, así como infraestructuras digitales como el 5G. También impulsa la economía del dato. Partiendo de la seguridad y la privacidad de los datos, el objetivo es aumentar la transparencia en el uso de la información en Internet y que esté al servicio de la sociedad, es decir, de la ciudadanía, las empresas y las administraciones e instituciones públicas.
Y si hablamos de economía del dato, tenemos que hacer referencia obligada a Gaia-X, el proyecto público-privado europeo que persigue la soberanía tecnológica y de los datos en el cloud. O dicho de otra manera: que los datos europeos, los que se generan en Europa, se queden en suelo europeo (mejor dicho, en la nube europea) bajo principios y leyes europeas y no sean trasladados a Estados Unidos, donde el nivel de protección es muy inferior. Se quiere evitar que con los datos industriales pase lo que ya hemos visto con los datos personales europeos: en su gran mayoría, han acabado en Estados Unidos.
El 18 de marzo se celebró en Talavera de la Reina la asamblea constituyente del hub español de Gaia-X. Transparent Edge contribuyó a la redacción de los estatutos desde el grupo revisor de los mismos. Desde un inicio sabíamos que teníamos que estar ahí como empresa tecnológica española que cuenta con la única CDN comercial española. Asegurar la soberanía de los datos pasa también por asegurar el control de las tecnologías subyacentes, y la CDN es una.
Una CDN es una red de nodos distribuidos por el mundo que replican el contenido original de los servidores de origen de forma que, cuando un usuario “llama” un determinado contenido, lo que le llega es la copia del mismo desde el nodo que esté más cerca. Esa cercanía reduce la latencia y consumo de ancho de banda y garantiza descargas muy rápidas. Una CDN no solo entrega contenido web, sino todo dato que pueda digitalizarse, como audio, vídeo, aplicaciones, juegos, etc.
En un contexto de esfuerzos por la soberanía tecnológica y la independencia de Europa, es esencial la existencia de una o más CDN europeas de referencia para garantizar que el contenido europeo (datos) sea distribuido por proveedores tecnológicos sujetos a los valores y las normas de Europa.
Nuestra ambición es dotar al espacio europeo de una infraestructura esencial para el buen funcionamiento de Internet que contribuya a asegurar la soberanía tecnológica, además de garantizar que la velocidad y la seguridad de la Red no queden exclusivamente en manos de proveedores de CDN no europeos. No hay soberanía tecnológica sin actores tecnológicos europeos.