25 May 23
Las imágenes son uno de los principales recursos para atraer y retener usuarios en el ámbito digital. Para algunos sectores concretos -como los e-commerce, que deben convencer de su oferta, o los medios de comunicación, que tienen que generar interés sobre el contenido- son tan importantes como la usabilidad o el sitemap.
La efectividad de las imágenes ha provocado que en la última década el peso promedio de una página web se haya incrementado un 356%, pasando de 484 a 2.205 kilobytes. Los recursos gráficos representan aproximadamente el 62% del peso de una página.
Cuando las imágenes pesan mucho, se reduce la velocidad de renderizado, el consumo de ancho de banda y el posicionamiento en los motores de búsqueda. Todo ello repercute de forma directa en la experiencia de usuario.
Según las estimaciones de Google, cuando una página web tarda entre uno y tres segundos en cargarse, registra una tasa de rebote del 32%. Pero si el tiempo de carga asciende a cinco segundos, el porcentaje de visitantes que abandonan la web sin interactuar con más páginas se triplica.
Menos interacción, equivale a menos conversiones: se reduce el ticket medio o se finalizan menos compras en un e-commerce, y se accede a menos contenidos en un medio de comunicación. El peso de las imágenes repercute en la consecución de los objetivos de negocio.
Optimizar las imágenes de una web requiere de muchos recursos, además de almacenaje extra. Por un momento, trata de calcular cuántas fotos hay en tu tienda online de referencia. Ahora, piensa en los diferentes dispositivos que pueden solicitar el contenido: smartphone, tablet, portátil, escritorio… El resultado es inabarcable.
Adaptar y convertir todos esos archivos suele ser una entrada permanente en la lista de tareas pendientes de los equipos técnicos. Todos saben que es algo que hay que hacer, pero el ritmo del día a día lo impide y al final no se termina de resolver.
Muchas compañías recurren a los optimizadores de imágenes al vuelo. Estas soluciones comprimen las imágenes automáticamente sin perder calidad, lo que reduce el tamaño del archivo y acelera su carga. Un factor que, como hemos visto antes, favorece la experiencia de usuario y reduce la tasa de rebote.
Un sitio web más rápido también obtiene mejor puntuación en las pruebas de rendimiento como PageSpeed Insights (PSI) de Google y se posiciona mejor en los motores de búsqueda, por lo que favorece la adquisición de tráfico orgánico.
Además, al convertir las imágenes a formatos más óptimos estas soluciones también reducen la cantidad de datos transferidos y, en consecuencia, el ancho de banda consumido. Así no solo se consigue mejorar la navegación de la página, sino que también es posible ahorrar en costes de tráfico.
Nuestra herramienta de optimización de imágenes, i3, cuenta con todas estas ventajas y suma, además, los beneficios del paradigma del edge computing. La latencia queda fuera de juego porque al trabajar en el edge se reduce el número de peticiones de vuelta al origen.
También permite reducir costes en almacenamiento porque solo guarda un archivo como fuente y, a partir de él, genera la imagen que necesita cada solicitud. Y, por último, garantiza la entrega de las imágenes más actualizadas porque dispone de purgado instantáneo. Una funcionalidad mediante la cual es posible invalidar contenido al momento y por etiquetas.
En definitiva, la optimización de imágenes al vuelo es una estrategia fundamental para mejorar el rendimiento de una web y ofrecer una mejor experiencia de navegación. Si quieres ver una demostración de menos de diez minutos sobre cómo funciona tu página al pasar por nuestra solución i3, contacta con nosotros.